La producción mundial de ropa se ha multiplicado por dos desde el año 2000. Así lo confirma el último informe de la Fundación Ellen Macarthur alcanzando más de 100 millones de prendas anuales y según lo indica Greenpeace aumentará un 63% hasta 2030.
Los españoles invertimos unos 438 euros en ropa, un 2% más que el curso anterior y se incrementará en un 16% hasta 2023 según lo estima EAE Business School. La vida útil de la ropa es cada vez inferior, los europeos usamos una prenda hasta un total de 95 ocasiones en 2016 aproximadamente frente a las 102 que usábamos en 2002 frente a los norteamericanos quienes la usan 34 veces tres año atrás y 41 quince años antes.
La moda es tras la industria del petróleo, la más contaminante. Por ejemplo, se necesitan más de 10.000 litros para fabricar 1 kilogramo de algodón u 8.000 litros para el tejido de un vaquero. Asimismo, hay multitud de sustancias químicas implícitos en todas las prendas contaminan las aguas fluviales. Por otra parte, el desecho de la ropa por parte de los consumidores registra una media de entre 10 y 14 kilos por año de los cuáles sólo 2 acaban en contenedores para su reciclaje.
8 años atrás Greenpeace ya propuso a las grandes compañías textiles como Mango, H&M, Primark etc. que eliminasen las sustancias tóxicas de su producción logrando que más de 70 enseñas lo asumiesen. Posteriormente se estableció una lista negra de aquellas sustancias químicas peligrosas a vetar su uso en la producción y la detección en los vertidos de aguas residuales fijando plazos para su supresió además de crear el ZDHC (Grupo de vertido Cero de Químicos Peligrosos)
A día de hoy un alto porcentaje de la industria han puesto en marcha numerosas medidas para frenar el impacto medioambiental que genera la fabricación de sus tejidos además de implantar mejoras de la gestión eficiente de sus recursos para emplear menos energía y agua con el propósito de reducir las emisiones de CO2 o a su vez, promover el reciclaje textil entre sus clientes.
Los clientes, cada vez más concienciados con el impacto climático que ello supone, demanda a las marcas mejores condiciones que garanticen la sostenibilidad medioambiental y favoreciendo nuevas mejoras en los procesos de diseño, logística y vida útil de cada uno de sus prendas.
Algunos ejemplos detectados en la industria son los vistos por marcas como Mango, comprometiéndose que la mitad del algodón que emplee en 2022 sea de origen sostenible. Inditex utiliza materiales orgánicos o reciclados en la fabricación de sus marcas o casos como el de la firma Elisa Muresan siendo la primera línea de ropa ecológica en franquicia.
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