Alfa Inmobiliaria analiza la situación de las propiedades más valoradas por el cliente

Alfa Inmobiliaria, franquicia especializada en el sector inmobiliario, ha elaborado un análisis interno sobre la situación de las diferentes propiedades existentes en el mercado. En este sentido, la enseña ha observado una tendencia en determinadas comunidades en las que, con el paso de los años, no se realiza ningún tipo de transacción. Estas propiedades, representan un 10% del sector, y presentan unas características específicas que las hace diferentes del resto. 

Según afirma Jesús Duque, vicepresidente de la red Alfa Inmobiliaria, “es relativamente fácil alquilar este tipo de viviendas pero, a la hora de comprar y vender, el traspaso suele realizarse directamente entre los propios vecinos, o su entorno más cercano. Además, y por lo que hemos visto en nuestras oficinas internacionales, esta situación se repite sin excepción en todos los países en los que estamos presentes”.

El equipo de expertos de Alfa Inmobiliaria añade que la situación tiene lugar principalmente en edificios cuyas características los hacen singulares de cara a un perfil comprador. “Ya sea lo icónico de su arquitectura, su historia o su valor cultural, o por contar con características especiales como vistas panorámicas, jardines privados o ubicaciones privilegiadas” afirma Duque. 

Al tratarse de edificios muy valorados, los compradores interesados deben esperar, en algunos casos años, hasta que algún vecino tome la decisión de vender, momento en el que se multiplican las personas interesadas en la misma vivienda. Por ello, aunque no se ven carteles de venta en estos edificios, la demanda es muy alta, lo que incrementa el precio, así como las pocas oportunidades de compra. 

En este caso, los propietarios optan por ofrecer la venta de su vivienda a personas conocidas, ya sean amigos, familiares o conocidos de otros vecinos, por lo que es habitual que la transacción se lleve a cabo sin intermediarios. 

“Se puede decir que hay edificios cuyo valor que va mucho más allá del económico, por lo que no solo son singulares en sí, si no que generan un valor emocional que los convierte en un auténtico objeto de deseo, y a llevar a algunos compradores a pagar por la propiedad más de lo que otros consideran razonable” concluye Duque. 

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